viernes, 19 de agosto de 2016

Alfred Revetllat Fosch





ALFRED REVETLLAT I FOSCH
(Barcelona, 1917 - 2000)





Alfred Revetllat Fosch fue, desde edad temprana, ávido lector: Zane Grey, James O. Curwood, Jack London, E. Wallace i Jules Verne, R. Aldington, en especial su novela Todos los hombres son enemigos. En una época en la que solo las clases adineradas se podían permitir estudios superiores, Alfred entró a trabajar en las oficinas de la Fábrica de Cervezas DAMM, donde también trabajó su hermano Buenaventura y donde su padre, Josep Revetllat, era jefe. 






Al estallar la Guerra Civil Española, Alfred se presentó voluntario para la aviación del bando republicano, pero no fue admitido ya que uno de las condiciones era tener una vista perfecta. Luchó, fue herido y prisionero en el campo de Deusto 15.000 hombres encerrados, piojosos y famélicos donde morían como moscas. Sobrevivió al ser escogido como escribiente librándose así de los campos de trabajo y pudiendo disponer de comida suficiente. 





Dibujó, pintó, filmó y escribió, con su nombre y con el seudónimo Riswing Dane con las editoriales Toray, Molino y Dolar. En sus novelas de aventuras sus grandes temas fueron los aviones, los aviadores, la camaradería y el amor de una vida. La figura del hermano muerto que surge en alguna de las aventuras, tiene clara referencia a su hermano Albert, muerto en la misma guerra. Intentó publicar novelas de mayor formato pero ninguna editorial se interesó por ellas, incluso tachando de plagio uno de los escritos por su, según los editores, parecido con En busca del fuego de J. H. Rosny. 



Alabó a la mujer en muchas de sus obras y nunca se casó, siempre se mostró activo y curioso, nunca dejó de leer y conocer nuevos autores y siempre estuvo al corriente de las novedades cinematográficas pues, además del dibujo y la literatura, el cine fue su gran afición. Pasó los inviernos en la comarca del Priorat donde gustaba de recorrer los bosques.

Lo imagino ahora recorriendo esos cielos que quiso cruzar
y agradeciéndole siempre aquella primera caja de acuarelas que me regaló. 



Magda Revetllat Barba